Imagina que pudieras construir una casa con hongos. No una casa como las de Los Pitufos, sino un hogar de verdad. ¿Cómo sería esa casa? ¿Cómo te sentirías al vivir en ella? ¿Querrías vivir en ella?
La respuesta es sí, por supuesto. Y de hecho, vivir en una casa basada en hongos podría ser más sostenible que vivir en un edificio convencional.
La micoarquitectura es la ciencia que hay detrás de esta idea. Es el proceso por el que los hongos se definen en nuevos materiales para la construcción, como el hormigón o los ladrillos.
La idea surgió por primera vez en la década de 1960, cuando los investigadores descubrieron cómo utilizar el micelio para crear materiales fuertes y elásticos. Desde entonces, el concepto se ha convertido en varios tipos de materiales de construcción, como la pulpa de madera y las fibras de algodón, que pueden utilizarse como materiales de aislamiento o de relleno en las mezclas de hormigón.
MICELIOS, EL FUTURO
De hecho, la NASA ha planteado la hipótesis de que los hongos podrían ser los ladrillos con los que construir estructuras en la Luna y Marte. La idea es que los hongos puedan crecer en cualquier tipo de material, creando edificios duraderos, adaptables y multifuncionales.
El método de construcción fue desarrollado por el arquitecto Shigeru Ban, que estudió el funcionamiento del micelio mientras vivía en la prefectura japonesa de Nara, donde fundó una organización llamada Studio Mycoarchitecture en 2008 como parte de su investigación sobre materiales naturales.
El hongo no sólo es el organismo más común de la Tierra y el más numeroso, sino también uno de los más diversos: hay más de 1.300 especies de este hongo.
Y si crees que sólo es cuestión de comerlos para hacerte poderoso, no es así también se pueden crear excelentes edificaciones. En ese sentido, también científicos de la Universidad de Minnesota han descubierto que las células de estos hongos pueden utilizarse en materiales de construcción.
HONGOS, RESISTENTES A LAS TEMPERATURAS
Los investigadores partieron de una idea básica: querían crear un material de construcción que fuera duradero y pudiera soportar condiciones extremas como el calor o el frío, la lluvia o la sequía. Además, debe ser fácil de transportar, manejar y construir. Fue entonces que pensaron que el micelio podía crear dicho material.
Hicieron una maqueta de una casa hecha con varios tipos de fibras de micelio (un tipo de hongo) para simular cómo funcionarían estos materiales en la vida real. Aunque parece que sería difícil de mover, esta estructura es en realidad muy ligera gracias a su pequeño tamaño. Además, puede soportar temperaturas de entre -60°C y 120°C sin perder su estructura estructural ni debilitarse.
Los hongos pueden construir estructuras de muchas maneras, pero la más común es la micoarquitectura. El micelio, que es la parte vegetativa de un hongo, está formado por millones de pequeños hilos llamados hifas. Estas hifas son flexibles y pueden crecer en cualquier dirección. También pueden conectarse entre sí, creando una red que puede doblarse, estirarse y expandirse según sea necesario.
A los arquitectos de la micoarquitectura les gusta trabajar con este material natural porque es ligero y fácil de moldear en diferentes formas sin necesidad de soportes o elementos estructurales internos. Al estar formado por múltiples capas de hifas que se entrelazan, también es muy resistente y duradero.
Esto significa que las estructuras hechas con micoarquitectura no necesitan cimientos ni soportes como los edificios tradicionales de hormigón: son estructuras autoportantes que se mantienen firmes ante los cambios de temperatura o los niveles de humedad. ¿Y tú estás listo para tener tu casa construida a base de hongos? Cuéntanos en los comentarios.
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