Cuántas veces hemos pasado al lado de alguien y lo vemos con cara de “me caes mal”. Sí, está mal ir por la calle siendo prejuicioso. Nuestra apariencia u otros factores como las gesticulaciones o movimientos corporales pueden llegar a ser un factor, por otro lado, la sicología del olor, que nos dice que el olfato tiene que ver con las interacciones y comportamientos sociales que hacemos al convivir o no, con otras personas.
Ya en otra nota hablamos en Cooltoki sobre el vínculo emocional que hacen las mascotas con sus amos; y, mucho tiene que ver con el olor, si no la has leído, te dejamos el link aquí: “Guau, guau. si yo soy feliz mi mascota también”.
Continuando con esa pregunta que puede ser “tan controversial”, la ciencia nos dice que tiene que ver con el olor que tenemos en nuestra química orgánica. Y sí, no tiene nada que ver el perfume que usemos, (si es que usamos) ya qué la fragancia cambia a partir del PH (nuestro grado de acidez o alcalinidad) que tenga nuestro cuerpo.
Se ha investigado muy poco acerca de este tema, pero realmente es sumamente interesante ya que es parte esencial de nuestros vínculos emocionales -ya sean positivos o negativos- con otros.
El mundo está lleno de olores, en cada lugar, en cada espacio donde estamos. Te has preguntado cómo cambia tu estado de ánimo, ejemplo, cuando estás a un lugar lleno de gente a las 7 de la noche, y no, no hablo del metro Pantitlán de la CDMX, o cuando entras al cine y hueles palomitas; o, porque no, a una tienda de perfumes o un centro comercial.
Hay ciertos olores que juegan con nuestra mente y eso es lo que hace que entremos en una dinámica de interacciones con nosotros mismos; al tener ganas de comprar algo, sentir enfado, más cansados, desanimados, felices, etc., y hasta enamorados a primera vista.
“Casualidad o no, mito o realidad. Las compras que hacemos en una tienda departamental, muchas veces tiene que ver con el olor que percibimos”.
Todas estas áreas de interacción social, están asociadas a los aromas que desprenden y la cuestión es, que determinan lo que sentimos en el inconsciente colectivo.
En esta nota no hablaremos específicamente de los perfumes ni cómo afectan en nuestras “compras”, eso lo dejaremos a Style de Cooltoki para conocer cuáles son los aromas más atractivos y que van con nuestra personalidad o descifrar ese mito o realidad que hay detrás del shopping.
Sólo haremos una pausa para dar un contexto histórico del nacimiento del perfume, el cual nació en el renacentismo.
En aquel tiempo, las clases altas se distinguían por los accesorios que llevaban, como los guantes blancos, el sombrero, las vestimenta, que tenía -a parte de denotar elegancia- la de disimular el olor de las personas, y hacer que éstas no dejarán al descubierto otro tipo de aromas no muy finos que digamos, ejemplo de esto:
En aquel tiempo no se tenía la costumbre de bañarse y si lo hacían en los palacios, el primero en ducharse era el rey y sucesivamente con la misma agua las siguientes personas en orden jerárquico.
Llegando el Barroco, (S. XVII y XVIII), el perfume hace gala entre la nobleza y triunfa en Europa en el reinado de Luis XV, y a partir de esta apertura, Francia se destacó como cuna de los grandes perfumistas de la época sin dejar de lado Italia como otro de los grandes del perfume.
Actualmente, el sevillano, Alberto Morillas, es considerado como uno de los mejores perfumistas del mundo, creador contemporáneo grandes fragancias como la de CK One de Calvin Klein, Must de Cartier, Acqua di Gio de Armani, entre muchos más de las grandes marcas de vanguardia y sofisticación mundial.
Continuando con la pregunta inicial de este texto, el simbolismo que representa un aroma, tiene mucho que ver con nuestro cuerpo, “si alguien huele bien a nuestro olfato, nos atrae, independientemente si ha usado alguna fragancia. Todo esto, aún sigue siendo relativo y todavía es una teoría, ya que son muchos los factores que nos acercan o nos alejan de las personas que simplemente no conocemos o hasta cierto punto sí, como puede ser compañeros de trabajo de la oficina, de la escuela, etc.
Hay que tener en claro, que hay diferentes tipos de olores como los naturales de nuestro cuerpo o fabricados por marcas. Aun así, estos pueden mezclarse y conformar un tipo de aroma.
Edmond Roudnirska (1905-1996), perfumista podía distinguir más de 3 mil olores.
Los olores son nuestra aliada en la vida cotidiana, nos avisan si algún alimento está en buenas condiciones, si hay alguna fuga de gas en casa, si se está quemando algo, y un sinfín de cosas que nos ponen en alerta. También está la aromaterapia que nos desestresa, o al poner un incienso en casa y disipar las malas energías y para relajarnos y dejarnos en un mood más tranquilizante.
En conclusión: podemos decir que son muchos los factores que determinan si alguien que no conocemos nos podría caer mal o bien, desde su aspecto físico, mala higiene, sus modales, sus movimientos corporales, su mirada, y más; pero, sin lugar a dudas también “puede ser el aroma” que desprenden y se van directo a nuestro subconsciente. Resaltemos, que aún es una teoría en estudio este campo del olfato entre la empatía que tengamos hacía alguien, pero no está lejos la premisa de ser un factor acertado.
Dejemos claro que todo esto también depende de factores externos y esto quiere decir que hay personas con un encanto natural y otras que lo aprenden a través de los valores que va cosechando. Puede ser el sex appeal, y también dependerá de la mítica frase de: “el gusto se rompe en géneros”.
Por último, hablando del amor, Alonso Fernández, Guasti, del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación de Estudios Avanzados (Cinvestav), nos habla que el enamoramiento de una persona hacia otra, está determinada por el sistema nervioso como estimulación de preparación externa, lo que hace que tales personas enamoradas perciban el mundo de otra forma. Este lazo, -explica-, tiene una razón bioquímica y el olfato es sin duda un sentido intrínseco y lleno de seducción.
Así que, el olfato es sin duda un sentido que tiene gran fuerza en nuestras decisiones sean cuales sean, desde el comer algo delicioso, hasta tener el poder de curarnos a través de los aromas de la naturaleza, por ejemplo y de enamorarnos perdidamente de alguien.
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